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lunes, 21 de enero de 2008

LA VOZ INTERNACIONAL

Es un reconocimiento tardío, es cierto. Alguna suerte de homenaje que eslabonaré en las líneas de este artículo que pretende poner de relieve una labor periodística discreta, carente de ampulosidades y la estridencia de los titulares. Una labor que, sin embargo, no ha tenido la atención que se merece: Margarita Rojas, redactora de la sección internacional de Caracol Noticias, forja un estilo por el cual deberán conducirse las generaciones venideras de periodistas que aspiren relatar los aconteceres del mundo.
En Colombia somos responsables del subdesarrollo que signa la coyuntura actual nacional: nuestra miopía nos impide distinguir entre aquellos que se labran un camino y un nombre a punta de talento, de hacer su trabajo mejor cada día y -sobretodo- de provocar mediante el uso casi artístico de sus facultades el progreso de su profesión, y las artificiosas marionetas que una vez fueron reinas de belleza y se dedican a leer el prompter para ganarse el sustento en los noticieros. De esa regla no hay quien se salve: un rostro hermoso vende más que una investigación seria y exhaustiva, el fino contorno de la silueta femenina es más rentable que las crónicas de vida más dramáticas de diez periodistas. Y mientras los dos noticieros de mayor audiencia sigan condicionándose así para ganar uno que otro televidente adorador de lo inalcanzable, periodistas de la talla de Margarita están condenados o a seguir en el bajo perfil que aquí se les ofrece o a exportar su talento a quien sí lo sepa apreciar.
Ya hay antecedentes de ello: antes de llegar a CNN, Patricia Janiot trabajó como presentadora en un noticiero local de cuyo nombre no quiero acordarme y que le valió ser descuibierta por los productores de la prestigiosa cadena de noticias. Y sólo cuando apareció en CNN aquí nos acordamos que alguna vez estuvo en Colombia presentando las repetitivas historias de un noticiero sin audiencia y que, por tanto, tampoco fue merecedora de nuestro respeto o nuestra antipatía. El otro extremo lo constituye Claudia Palacios, quien hace algunos años trabajó también en Caracol Noticias y hoy dirige y presenta en CNN su propia sección, si no estoy mal, sobre vivienda. Ambas, asu manera, sevieron obligadas a salir uizá empujadas por las emergentes presentadoras de farándula que están devorando el tiempo útil de un noticiero al aire.
Volviendo al tema que me ocupa, la pregunta se hace oportuna: ¿Qué hace a una noticia internacional? ¿Qué hace que tal noticia, además de su contenido, capte la atención de un público y que ese público se interese en ella? En otras palabras, ¿a qué se debe el éxito ireconocido de Margarita Rojas como redactora internacional? Todo acontecimiento lleva diseminado un germen dramático que lo eleva a la categoría de noticia; al animal humano le es inevitable escribir su historia a diario. En algún lugar del mundo en un momento alguien toma una decisión y ese acto involucra a la comunidad del mundo. Pero el interés que sucita necesariamente debe pasar por el filtro de los consejos de redacción y en ese tránsito tal o cual suceso es susceptible de ser falseado en su tratamiento. No hace falta ser un gurú en Comunicación Social para percatarlo: basta contener un juicio claro o el discernimiento entrenado. Tampoco quiero desconocer el hecho de que Margarita, con todo y su talento, esté supeditada a un consejo de redacción, pero la diferencia entre quien se sujeta al consejo y quien puede prescindir de él llegado el caso es manifiesta: mientras un periodista cualquiera aborda el conflicto palestino con la frialdad formalista de un maestresala (y de esos se plagan los noticieros) Margarita Rojas, sin ser pretenciosa, pone en evidencia que ese conflicto avejentado por la historia y desgajado por las bombas de alguna forma misteriosa se emparenta con nuestra situación y, por ende, no podemos pasarlo por alto porque participamos de sus consacuencias. Y, sin embargo, logra lo que un periodista amordazado a las directrices de un consejo de redacción es incapaz de hacer: interesarnos en el escenario mundial y preocuparnos en carne viva por lo que pasa allende nuestras fronteras políticas. Y lo logra, paradójicamente, gracias al tono de su voz. El tono que Margarita Rojas le imprime a su voz cuando relata la noticia internacional nos dice: "aquí, en este momento, se está escribiendo la historia" , una hazaña sólo equiparable a la ya colosal Diana Uribe y su Historia del Mundo.
Hay cosas que la academia no enseña y que un consejo no puede exigir. Con Margarita Rojas, esa verdad se arroga un prestigio insospechado. Muchos medios, tanto nacionales como internacionales, hicieron amplios reportajes minuto a minuto sobre la liberación de Clara Rojas y Consuelo de Perdomo, pero sólo uno fue digerible. Sin caer en lagarterías inútiles, además de innecesarias, este artículo le da a Margarita un lugar que más adelante con justicia le será ofrecido porque el talento, como el amor, todo lo vence. Entretanto, es pensable que seguirá su labro discreta como reportera internacional hasta que alguien la descubra y de esa manera sea reivindicada. ¿Será necesario ver a Margarita en las agencias de noticias más prestigiosas de alcance global para decir aquí, en Colombia, "ciertamente, era una buena mujer"?...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recientemente manifesté mi admiración hacia Margarita Rojas tanto por su labor periodística como por la presentación y la bella imagen que refleja. Fue muy visible su trabajo en la Caravana por la Libertad y en los informes desde Haití.
De verdad que es única y merece toda la adminración y reconocimientos.
Me sumo a las felicitaciones de EL TINTERO
JAVIER GUEVARA PARRA